Entrada la noche caperucita
ya no sabe cuál árbol tapa el bosque.
Suena sirena, baila y canta con su canasta mimbre
como si nada hubiera pasado nunca jamás.
Ya no recuerda la cara de su abuelita,
el lobo ha complicado todo,
solo ve su sus dientes, tan blancos, tan filosos.
Caperucita, tu piel blanca, tu capa roja,
toda tan visual, explotada tu imagen
tus pasos se aceleran largos
por lo robusto y lo espeso, y ese lobo maldito
te ha quitado la ganas muy de a poco.
Horrible animal de susto que no cesa, odiosa bestia.
Dónde estará tu preciosa tu templanza.
En tu memoria hallarás las respuestas
tus latidos se multiplican en corazones pares
encontrarás aliento, doy fe.
Un día el sol hará trizas las ramas que tajan
y un abrazo sororo te estampará una sonrisa de bandera.
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