viernes, 17 de enero de 2020

Una canción sin música

Soy un cero en la ciudad nadie me ve, nadie me nombra
En mi espalda duermen miles contando la misma historia
Yo cargo con tus recelos, con tus ruegos, con tu cruz
Yo arrastro todos mis miedos, y también llevo mi luz

La misma que está encendida, que es más vieja que un rosario
La llama que no se duerme aunque la rieguen mil años

soy la voz de los que piden por un mundo sin engaños
de niños libres, felices y un futuro que no aturda
con inocencias perdidas, corrompidas, hechas trizas
que desembocan en llantos y se agravian con la prisa

soy la sombra que camina más allá de la vereda
que no tiene lo que vale, mas tiene lo que se hereda
esa entraña de lealtad escrita en toda la mano
si hay que alzar la voz yo grito, por el sol de mis hermanos

la misma voz que se agarra tan fuerte de mi garganta
cuando me faltan el aliento yo la lleno de palabras
cantar a los cuatro vientos repudiando la maldad
para que escuche el siniestro patrón de la humanidad

y como dijo el poeta desnudo en una canción
nunca todo está perdido yo ofrezco mi corazón.

martes, 7 de enero de 2020

Se me calentó la Fanta.

Te fui a visitar un día
con una fanta bien fría.
Te escuche cuando dijiste
que me digan que no estabas
porque ante ruido que había
yo me asomé a la ventana.
Me quedaron en la bolsa
también algunas facturas
y con el calor que hacía
se me  calentó la fanta.
Agarré la bicicleta,
me fui derecho a mi casa,
una angustia en la garganta
me estrujaba el corazón.
En el camino un clavito
se clavó en la rueda gris
de la bici de mi prima
más pesada que un camión.
Cuando llegué las facturas
estaban todas resecas
y la Fanta ya caliente
no se podía ni tomar.
Me hice un nesquik de la bronca
y me puse a ver la tele
llorando contra la almohada
porque no querías jugar.
Si yo escuchaba las risas
por atrás de la ventana,
y hasta ruidos en la pile,
se ve que había muchos más.
Pero me acuerdo que un día
de la bronca acumulada
yo te lo dije en la cara
y te pusiste a llorar,
ahí nomás nos abrazamos
y entre el olvido y las risas
nos juramos que eso nunca
iba a volver a pasar.