domingo, 20 de diciembre de 2020

Te vuelvo a mirar Telma Ganem feat. Andrea Calisti

jueves, 16 de julio de 2020

cuarentena

La salud es un derecho
Del que hoy estamos privados
Porque no es sano el encierro
Al que estamos obligados

Y no es por nuestros pecados
Es la guerra de otros lares
Que nos reta a cada uno
Y hace eco en nuestros hogares

Si digo hogar digo amigos,
Familia, amor y vecinos
La plaza que está vacía
El derecho a la alegría

Somos soldados sin armas
Librados a una vacuna
Que experimentan los dueños
Que quieren comprar la cura

Cada cual con su doctrina
Creyendo cambiar la historia
Dispara hirientes palabras
Que solo crean la discordia

De un pueblo que está dolido
Partido al medio, vencido
Por poderes estatales
Que creemos fundamentales

La que hace que un momento
Perdamos la percepción
Real de la situación
Que nos arrastra a este error

Fatal de estar desunidos
Como seres terrenales
Sin percibir que esta guerra
Nos afecta por iguales

Así que espero con ansias
Y respeto al diferente
Que sobre todas las cosas
Reine la paz en la gente

Que esta guerra la ganamos
sin lavandina y jabón
El día que le hagamos frente
Al verdadero eslabón,

al poder de los que reinan
Jugando un juego de damas
Sentados en sus estrados
Riéndose de nuestros dramas.

Si algo cambia, y no lo dudo,
Pero mantengo la calma
es que por fin se vislumbre
Lo que saldrá desde el alma

La escucha, el ser, la empatía
No burlar la historia ajena
Si no como dice el dicho

viernes, 8 de mayo de 2020

A LA AMISTAD


Disiento que a los amigos
se los cuenten con las manos,
aparte que entre otras cosas
los amigos son hermanos.

Si hay que contarlos renuncio
a estas palabras que laten
porque de amigo estoy llena,
andan ahí por todas partes.

Está el amigo que escucha,
el que se ríe de tu apodo,
la que te mira y no habla
pero igual entiendo todo.

Los que están de madruga
escuchando tu miseria
en esa cosa recíproca
que tiene la noche eterna.

Las que te alientan los sueños,
los que te son más realistas.
Los primos que son amigos
esos son especialistas.

La familia si es amiga
con eso tené un montón.
Andá a contarlos, no puedo,
si no entran en un vagón.

 Así que a mí no vengan
con esa cosa ermitaña
de que amigo son muy poco
y lo demás son patrañas.

A veces cuando te agarra
la soledad de sorpresa
vos te pensás que no hay nadie
que vaya a salvarte de esa.

Pero sos vos con tu adentro,
porque ahí está el vacío,
te juro que si llamas
te atiende cualquier amigo.

Me di cuenta de una cosa
en este confinamiento,
tengo más amigos que ansias,
les aseguro, no miento.

Por eso insisto no me anden
amarreteando amistad,
si hemos venido a este mundo
pa´ recibirla nomás.





miércoles, 15 de abril de 2020

Cuarentena le dicen, cuarentena


Eran tiempos raros, algo estaba sucediendo y
se notaba al hablar, al respirar, en el contacto con la gente.
No era como antaño, había una distancia predispuesta,
casi intuitiva.
De alguna manera sabíamos que algo iba a pasar, pero no sabíamos
ni cuándo ni cómo.
¿O acaso no pensaste en determinado momento de lucidez universal
que algo estaba yendo raro?
Ahora estamos cautivos de las redes sociales,
conectados a la ciencia ficción, caminando con la boca tapada
para no cruzar ni palabra, ni menos de metro de distancia.
Somos víctimas, claro, no nos creamos victimarios
de esta sed de poder universal,
porque no somos ni la más mínima gota
capaz de rebalsar el vaso, aunque en esta parte te preguntes,
tal vez yo sí, claro, yo también, pero no. Definitivamente.
Es la guerra, es el libro que leíste hace 20 años o 12.
Es la mismísima historia contada en los diarios del día,
la que nadie se atreve a nombrar.
Entonces quedamos relegados a la orden del mundo,
acostumbrándonos al sedentarismo involuntario,
sabiéndonos capaces de derribar paredes pero
imposibilitados de desobedecer el adoctrinamiento.
Conscientes de dudas de quién mueve las piezas,
peones de esta jugada universal de reyes sin coronas,
sensibles a la solidaridad, al miedo, a la soledad,
vulnerables a la pantalla plana de voces que disparan
cantidad innecesaria de datos improbables.
En la plena templanza de saber que los buenos
jugamos a las payanas con piedritas blancas de caminos verdes.
Imaginando siempre un mundo mejor.

domingo, 22 de marzo de 2020

Cuarentena Día 7

Trato de concentrarme pero la realidad se hace difusa,
me siento igual, parecida y distinta a la vez.
Es una transición que atraviesa mi subjetividad,
un salto cuántico con espacio y con tiempo.
Soy yo y es el todo, cada pieza cambia de lugar
a cada rato, a veces dura un minuto,
y de momento pasó un día, o pasaron tres…
Me cuesta medir el tiempo.
Me pregunto ¿qué contará la historia?
¿Quién contará la historia?
¿Cuál será el desenlace, cómo voy a ser en dos semanas?
Es tan imperceptible y tan vívido que se vuelve fugaz
¿Y si sintiera la imperiosa necesidad de moverme?
¿Y si de pronto no tengo ganas de estar en este lugar?
La templanza está presente y me abraza fuerte,
soy yo.
Soy yo pensando en mí y en el todo como mi propio ser
y en mi propio ser como un todo.
Todavía tengo lo que necesito y me sigo preguntando
si necesito todo lo que tengo.
¿Cuál es el plan? ¿Me tocará un comodín?
¿Será el comodín la carta de absoluta confianza
para la próxima jugada?
Quizá la sota sea un cuatro de copas,
y la reina ya no pueda caminar libre por el tablero.
Y sigo yo preguntándome a que juego tendremos que jugar mañana.

miércoles, 5 de febrero de 2020

De deseos postergados...

Será de primavera, ya lo tiene estudiado
Dejó todo ordenado para que no revuelvan
Pasarán unos días hasta que se den cuenta
Eso le va a dar tiempo para no dar respuestas.
Será una de estas noches, con el vientito cálido
La escritura en la mesa, el relojito al lado
La pichu ya está triste, ya sabe que se queda
Revuelve los huesitos y ni los saborea
Pasaron muchos años de inviernos solitarios
De esos que si estás solo la soledad te acecha
Él ya no tiene miedo, ni urgencias, ni optimismos
Lo tiene decidido, se irá en la primavera.
Acomodó la almohada por si aparece el gato
En la esquina una silla ya no tendrá su peso
En el hogar dos leñas que no arderán en llama
Y en un estuche negro se guardó 2 cigarros
Pobre viejo, está triste, se le nota en los poros
Ya no soporta el peso de tenerse encerrado
En ese cuerpo curvo de trabajo forzado
Está encerrada un alma de deseos postergados
No se va para siempre, va a buscar su camino
de adolescente errante y viejo solitario
él sabe que la vida es una mueca errante
de laberinto eterno y deberes mandados
No espera que lo extrañen, solo busca una tregua
Que sus seres queridos aprendan su legado
Partirá hacia la vida tal como había soñado
Se irá en la primavera, ya lo tiene estudiado.

viernes, 17 de enero de 2020

Una canción sin música

Soy un cero en la ciudad nadie me ve, nadie me nombra
En mi espalda duermen miles contando la misma historia
Yo cargo con tus recelos, con tus ruegos, con tu cruz
Yo arrastro todos mis miedos, y también llevo mi luz

La misma que está encendida, que es más vieja que un rosario
La llama que no se duerme aunque la rieguen mil años

soy la voz de los que piden por un mundo sin engaños
de niños libres, felices y un futuro que no aturda
con inocencias perdidas, corrompidas, hechas trizas
que desembocan en llantos y se agravian con la prisa

soy la sombra que camina más allá de la vereda
que no tiene lo que vale, mas tiene lo que se hereda
esa entraña de lealtad escrita en toda la mano
si hay que alzar la voz yo grito, por el sol de mis hermanos

la misma voz que se agarra tan fuerte de mi garganta
cuando me faltan el aliento yo la lleno de palabras
cantar a los cuatro vientos repudiando la maldad
para que escuche el siniestro patrón de la humanidad

y como dijo el poeta desnudo en una canción
nunca todo está perdido yo ofrezco mi corazón.

martes, 7 de enero de 2020

Se me calentó la Fanta.

Te fui a visitar un día
con una fanta bien fría.
Te escuche cuando dijiste
que me digan que no estabas
porque ante ruido que había
yo me asomé a la ventana.
Me quedaron en la bolsa
también algunas facturas
y con el calor que hacía
se me  calentó la fanta.
Agarré la bicicleta,
me fui derecho a mi casa,
una angustia en la garganta
me estrujaba el corazón.
En el camino un clavito
se clavó en la rueda gris
de la bici de mi prima
más pesada que un camión.
Cuando llegué las facturas
estaban todas resecas
y la Fanta ya caliente
no se podía ni tomar.
Me hice un nesquik de la bronca
y me puse a ver la tele
llorando contra la almohada
porque no querías jugar.
Si yo escuchaba las risas
por atrás de la ventana,
y hasta ruidos en la pile,
se ve que había muchos más.
Pero me acuerdo que un día
de la bronca acumulada
yo te lo dije en la cara
y te pusiste a llorar,
ahí nomás nos abrazamos
y entre el olvido y las risas
nos juramos que eso nunca
iba a volver a pasar.