El alma no conoce la distancia,
la distancia es espacio entre materia.
El alma es, late, existe, más allá de la geografía.
No tiene tiempo porque no mide el tiempo,
no cuenta números, no escribe palabras.
El alma siente, desea, escucha,
casi no puede hablar, no piensa,
la mente la tiene adormecida.
La mente trabaja a diario y es tan sorda,
no puede, está ocupa en lo mundano.
El alma está latente, sigilosa,
y aparece cuando la mente descansa
en ese lapsus que llamamos descuido,
en ese punto distraído se hace presente.
nos susurra un deseo despacito.
El alma espera, no tiene apuro,
es chiquitita y sabia, como un viejito chico
como un niñito grande,
no tiene edad el alma,
su límite sos vos, ella es inmensa.
Ella espera que un día le cedas un espacio
para poder mostrarte todo lo que se puede.
Nos deseo cada día un poquito de tiempo
en silenciar la mente para que el alma fluya,
permitirle un respiro es más que suficiente.
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